Continuación sobre los signos de advertencia que brinda el organismo ante posibles problemas sistémicos, que debes afrontar antes de lamentar.

En este artículo previo de nuestro blog, abordamos algunas características del funcionamiento del cuerpo humano que, al fallar, van activando signos de advertencia a los cuales debe prestarse atención y responder conscientemente, pues de mantenerse devienen en padecimientos mayores. Hay que aclarar que estos signos de advertencia que dimos y los que a continuación extenderemos no deben tener una observación rígida o de causalidad lineal única, puesto que en cada aspecto intervienen muchas variables y cada cuerpo es un mundo, pero son válidos para empezar a cuestionarse y escucharse. Dicen que la enfermedad es un ‘grito del alma’, y ciertamente, esta grita sólo después de mucho tiempo de avisar con paciencia y que no fue escuchada.

La intuición: El poder de escucharse a sí mismo

Este poder de mantener comunión con el cuerpo se ha amenizado con el pasar de los últimos siglos. El ser humano (especialmente los europeos y la cultura occidental), en su proceso de conciencia de la era anterior, se dedicó principalmente al desarrollo de la ciencia pura y ‘objetiva’, enmarcando dentro de esta objetividad todo y sólo aquello cuantificable y siendo esto lo válido. Al tomar este camino se evidenció un gran avance en el desarrollo de la medicina alopática y la confianza en el poder de los medicamentos y la cirugía -por mencionar algunos métodos-, que resultó ser muy efectiva contra enfermedades causadas por infecciones, traumas y accidentes.

Conoce sobre la intuición y conexión con los ritmos de tu ser en nuestro artículo sobre la la hipófisis y el sexto chakra.

Sin embargo, ya desde el siglo XX, las principales amenazas contra nuestra salud se han convertido en las enfermedades sistémicas (como cáncer, diabetes, y enfermedades cardiovasculares, etc.), debido tanto al cambio del estilo de vida al sedentarismo, como por la creciente contaminación: atmosférica, sonora, hidrológica y alimentaria (sobre esta última puedes extender información en nuestros artículos de comidas tóxicas y no tan inocentes). Entonces el abordaje a estos nuevos padecimientos sistémicos ya no puede ser a través de pastillas, pues su causante no es un evento o antígeno puntual o aislado, sino el propio estilo de vida. Todos nacemos con esta capacidad intuitiva, sin embargo, esta visión tan medicinal de la salud y la falta de meditación regular en el colectivo, distorsiona esa facultad y crea la ilusión de que cuerpo, mente y emociones van por distintos lados.

Aunque expliquemos el tema a continuación, es necesario dejar claro que el punto crucial es auto-empoderarnos nuevamente con nuestra capacidad intuitiva y reducir -o en algunos momentos dejar incluso de lado- los medicamentos no por masoquismo sino porque los analgésicos y otras medicinas se han convertido no en una solución, sino en un tapabocas para la voz del propio cuerpo cuando pide hacer cambios, cambios que no sólo resolverían en el plano físico: también en lo emocional e integral armonizando la conciencia, pues a través de la intuición recordamos que cuerpo, emociones, mente y alma son una unidad.

Las mucosas

En nuestro artículo previo cerramos con el tópico del asma y las alergias. La producción de mocos (seremos específicos con los que hacen presencia en el aparato respiratorio) es una reacción principalmente inmunológica: los mocos nasales ayudan a evitar la entrada de distintos elementos y organismos indeseados a través del aire que respiramos. Cuando una persona se mantiene produciendo altos niveles de mocos, puede significar -al igual que las alergias- que hay una alteración del sistema inmunológico que puede estar comprometiendo la salud de distintos órganos del cuerpo. Con este tópico debemos acentuarnos en aquellas personas de característica flemática y los que escupen seguidamente, debido a la gran cantidad de mucosidad pues les estorba en la garganta.

El individuo con estos signos de advertencia puede encaminarse a problemas respiratorios o a enfermedades sistémicas varias, pues esta activación exagerada del sistema inmunológico produce mucho gasto de energía que debilita el organismo en general. Como sugerencia: la persona debe habituarse a actividades físicas y meditativas que exijan la conciencia en su respiración y que lleven a ampliar dicha capacidad, como en nuestro Centro en el Barrio Salamanca en Madrid. También debe tomar conciencia sobre -y reducir o eliminar- el consumo de lácteos animales y sus derivados, pues favorecen a la producción de mucosidad, puesto que la leche no humana no es reconocida como alimento.

También el color de los mocos, puede dar aún más pistas sobre problemas alérgicos. Principalmente aquellos entre color verde o amarillento tienen relación con infecciones contra las cuales el sistema inmunológico esté batallando. Pero es aceptable si su duración es breve. La prolongación de este signo de advertencia indica que la inmunidad está débil y no resuelve el problema, arriesgando a la persona a infecciones. Lista de distintos colores de la mucosidad y principales interpretaciones, aquí.

La orina

orina salud

La orina sirve como un signo de advertencia y fácil de percibir, pues nos topamos con ella seguidamente. Para empezar, el color de la orina, debe ser un amarillo suave, y orinar en proporción a la cantidad de líquido que se toma. Ahora, cuando hablamos de líquido, lo que realmente hidrata y permite la correcta purificación del cuerpo es el agua, única y exclusivamente. Es el único recurso que el organismo puede utilizar con propiedad para labores de limpieza y desintoxicación. Cuando un individuo orina un color muy amarillo y/o con olor fuerte, significa que la concentración de agua es muy baja en el organismo, lo que abre paso a estrés oxidativo (daños celulares), envejecimiento y desfavorece a la salud de los riñones pues deben trabajar más de la cuenta para poder realizar su trabajo completamente. Ya otros colores como el rojo evidencian una situación más delicada y de atención de emergencia.

Heces y estreñimiento

El excremento de cada persona también es uno de los signos de advertencia de tu salud, así como la frecuencia con la que visita el retrete y si expulsa o no los desechos. Las características del excremento están muy relacionadas a la calidad de la función digestiva e intestinal completa. Unas heces muy suaves pueden significar una pérdida de las grasas y/o mala digestión de las proteínas. Esto está vinculado a problemas a nivel pancreático y/o hepático, así como a nivel intestinal y/o la presencia de parásitos. Podría conllevar entonces a hepatitis, hígado graso y/o diabetes.

En cuanto a la cantidad de veces que se logra defecar, la frecuencia ideal es de 2 a 3 veces por día, es decir, un ritmo paralelo a las comidas diarias. Ir a menos que este ritmo puede conllevar al riesgo de literalmente ‘acumular mierda’, que se asocia a problemas de intestino irritable, así como la existencia de muchos miedos y apegos, como te explicamos en este post acerca de la relación de algunos síntomas intestinales con los miedos. Ese ambiente que se mantiene tóxico puede favorecer la aparición de cáncer de colon.

Cómo afronto estos problemas

Además de la asistencia regular a tu médico de confianza, en esta nueva era se hace cada vez más imperante practicar no religiones sino tecnologías de la conciencia que nos permitan afrontar los cambios modernos, cambiando la experiencia de la vivencia de Dios o la Divinidad que prefieras dentro de ti y cada una de sus acciones. Estimula esta conexión a través de nuestras terapias, clases como es Yoga, meditación, Tai Chi y Chi Kung para reestablecer la conciencia necesaria, y afrontar de manera correcta y actualizada los padecimientos físicos de la actualidad.

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